SERBIA: UNA PERLA ESCONDIDA DE LOS BALCANES

SERBIA: UNA PERLA ESCONDIDA DE LOS BALCANES

Por Margarita Sanabria Ramírez

Me llamo Margarita Sanabria Ramírez, abogada. Con mis hijos Juan José, abogado, Tomas, economista, y María Margarita, artista visual de Bogotá D.C. Colombia, en el verano de 2023, nos aventuramos a descubrir los secretos ocultos de Europa, y nuestra travesía nos llevó a Serbia. Todo gracias a que en Bogotá estaba tomando un curso de iconología bizantina con un profesor de origen serbio, el cual me entusiasmó para embarcarme en una aventura increíble y descubrir la vasta historia cultural y religiosa con la que cuenta el país eslavo.

Decidimos embarcarnos en esta emocionante aventura, mis hijos y yo, con la esperanza de explorar los encantos de los países balcánicos, especialmente la fascinante nación serbia.

¿Qué nos impulsó a elegir Serbia?

Su irresistible combinación de asequibilidad y autenticidad. En comparación con los destinos tradicionales de Europa occidental como Francia o Alemania, encontramos que los precios de alojamiento y comida eran mucho más amigables con nuestro presupuesto. Además, anhelábamos sumergirnos en una cultura y gastronomía que fueran nuevas para nosotros, latinos aventureros en busca de experiencias únicas.

Sin embargo, reconocimos que explorar Serbia sería un desafío. El idioma, escrito en cirílico, presentaba un obstáculo inicial, especialmente al carecer de fluidez en inglés, el idioma comúnmente hablado en el país. Aun así, estábamos intrigados por la riqueza histórica y religiosa de Serbia, con sus impresionantes sitios arqueológicos ligados a la Iglesia Ortodoxa.

Superamos los obstáculos de transporte, enfrentando la ausencia de vuelos directos desde Latinoamérica hacia los Balcanes, lo que nos obligó a tomar una conexión que prolongó nuestro viaje a unas largas 18 horas. Pero finalmente, al llegar, nos sumergimos en la riqueza cultural de Serbia, cambiando nuestros dólares por una experiencia auténtica y deliciosa, disfrutando de la hospitalidad y la cocina local.

Exploramos los vestigios de la antigua Yugoslavia, comprendiendo la compleja historia del pueblo serbio. Aunque ninguna nación es perfecta, logramos apreciar las luchas y desafíos internos que enfrenta Serbia, fortaleciendo nuestra conexión con su gente y su tierra.

Nos maravillamos al descubrir que Serbia es uno de los destinos balcánicos donde se habla más inglés, facilitando nuestra interacción con los lugareños y el acceso a servicios esenciales. Aunque el transporte principal son los autobuses, Belgrado ofrece la comodidad de un tren que conecta con la ciudad de Niš.

Pero lo que más nos conquistó fue su exquisita comida, una mezcla de tradición y sabor que nos cautivó desde el primer bocado. Por ello, para aquellos que buscan aventuras más allá de lo convencional, mi más sincera recomendación es explorar Serbia. Nosotros dedicamos quince días a sumergirnos en su esencia, explorando sus joyas más preciadas y dejándonos sorprender por su encanto único.

Dentro de los lugares más emblemáticos conocimos

La Fortaleza de Niš: Al adentrarnos en la Fortaleza de Niš, quedamos impresionados por su magnificencia y su historia palpable. Las imponentes murallas y las antiguas torres nos transportaron a un pasado de conquistas y batallas.

El Monasterio de Žiča: en nuestra visita al Monasterio de Žiča fue una experiencia espiritualmente enriquecedora. Este monasterio del siglo XIII era la primera sede de la Iglesia ortodoxa serbia, organizada por san Sava, el primer arzobispo de Serbia. Aquí en la iglesia de la Ascensión del Señor Jesucristo por los siglos se coronaban los reyes de Serbia. Nos fascinaron los frescos medievales con su belleza y elegancia espiritual. La
serenidad del entorno, rodeado de exuberante vegetación. Admiramos cada detalle de su arquitectura, y al caminar por sus jardines, nos conectamos con la esencia espiritual del lugar. Los frescos religiosos que adornaban las paredes contaban historias de fe y devoción del pueblo serbio.

La Ciudad Blanca de Belgrado:

Recorrer la Ciudad Blanca de Belgrado fue una experiencia fascinante. Lo primero que visitamos en la capital serbia fue la Catedral de san Sava. Se trata de la iglesia la más grande en los Balcanes. Con su aspecto exterior parece mucho a la Santa Sofia de Estambul. Al entrar dentro nos esperó una maravillosa decoración toda hecha en los mosaicos. Eso fue fiesta estética y espiritual a la vez.

Hicimos muchos paseos por el centro de la ciudad, visitando las iglesias que son patrimonio cultural e histórico de país como la Catedral vieja de san Arcángel Miguel, el palacio patriarcal, el museo de Konak de la princesa Ljubica, la iglesia de san Marcos, el edificio del Parlamento. Hicimos, como todos los turistas en Belgrado, una pequeña pausa en el restaurante del hotel de Moscú, un lugar emblemático de la ciudad.

Continuamos nuestra visita en la famosa calle del príncipe Mihajlo, una zona peatonal que nos llevó hasta la fortaleza de Belgrado Kalemegdan. Allí pasando por los parques podíamos mirar los restos históricos de varias épocas, romana, bizantina, otomana, austriaca como también los cañones y otras armas de la Primera y Segunda guerra mundial. Para mí lo más bello en la fortaleza fue la vista a dos ríos que pasan por Belgrado el Danubio y el Sava. Mis hijos tenían mucha gana de visitar el Museo de Tesla. Nos maravillamos con las innovadoras creaciones y los descubrimientos revolucionarios de Nikola Tesla, uno de los mayores genios de la historia. Sus inventos y contribuciones a la ciencia y la tecnología quedaron magistralmente expuestos en este museo.

La Ciudad de Novi Sad:

Novi Sad, la segunda más importante ciudad en Serbia, me recibió con su encanto sereno y su rica historia cultural. Recorrer sus pintorescas calles y plazas fue un deleite. Desde la imponente Fortaleza de Petrovaradin hasta el centro histórico, cada rincón de la ciudad respira un ambiente acogedor y vibrante. Nos cuenta mucho sobre la historia de esta ciudad cuyo nombre significa nuevas plantaciones o jardines.

Las Iglesias en Subotica:

Explorar las iglesias en Subotica fue una experiencia única que me permitió apreciar la riqueza cultural y arquitectónica de esta encantadora ciudad. Desde la majestuosidad de la Iglesia de San Juan Bautista hasta la elegancia de la Iglesia de la Santa Trinidad, cada edificio sagrado cuenta su propia historia. La tranquilidad de estos lugares de culto, admirando sus impresionantes detalles arquitectónicos y dejándome envolver por la atmósfera de devoción y espiritualidad.

Nuestras impresiones

Viajamos sin agencia de viajes por nuestra cuenta del 20 de agosto al 12 de septiembre de 2023.

Lo que más nos gustó de Serbia indudablemente es su capital Belgrado, una ciudad maravillosa. Nos dejó la impresión de una ciudad muy segura para los turistas. Nosotros caminábamos por la noche por las calles de Belgrado que también en estas horas estaban llenas de la gente que iba en los restaurantes o en los café bares que son muchos en el centro.

En mi opinión, lo que más habla de un país son sus habitantes. La gente que encontramos y conocimos durante nuestra estancia nos convenció que sería verdad lo que leíamos sobre la hospitalidad y amabilidad del pueblo serbio. Aprendimos sobre la costumbre serbia de acoger los huéspedes ofreciéndoles un tipo de compota muy dulce que ellos llaman “slatko” hecha de frutas (uvas, albaricoque, ciruela) con un vaso de agua. Igualmente, en cada casa en Serbia los anfitriones te ofrecen «rakija», que es la bebida nacional serbia, la más típica es de ciruela.

Antes de llegar a Serbia visitamos también Bulgaria, otro país eslavo y balcánico. Uno viajando se enriquece mucho culturalmente, conoce nueva gente y aprende nuevas cosas sobre historia, geografía, gastronomía. Para nosotros este tour balcánico por Bulgaria y Serbia es una experiencia inolvidable y de todo corazón recomendemos a todos visitar y conocer estos países maravillosos.

Algunas recomendaciones útiles

  • Comprar sim card para tener datos e internet a la llegada del país
  • Comprar inmediatamente se llegue a una ciudad los tiquetes de salida
  • Tomar los free tours
  • Tomar alojamiento en el centro de las ciudades para facilitar el desplazamiento o muy cerca del transporte publico.

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Foto de la portada: Belgrado, Panacomp

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