De Uruguay a Belgrado: el reencuentro con el pasado familiar
Por Marjan Aleksić
Serbia en español tuvo el gran honor y privilegio de estar tres días con la familia Vučo Popović acompañándola por la capital de Serbia. Esta visita a Belgrado no fue un simple viaje turístico, sino algo mucho más que eso. Stevan y Michelle Vučo Popović llegaron a Belgrado justo 80 años después de que sus abuelos, con sus dos hijos, la abandonaron en el 1945.

La historia de la familia Vučo Popović
Nos gustaría compartir con nuestros seguidores y lectores la historia de la visita de la familia Vučo Popović de Belgrado porque la historia de esa familia muestra cuán difícil y a veces también trágica fue la historia del pueblo serbio en el siglo XX. Stevan Vučo, antes de la Segunda Guerra Mundial, era empresario que poseía la más grande fábrica de cuero en el Reino de Yugoslavia. Él se casó con Mara, la hija del empresario Aleksandar Popović, el más grande comerciante de la harina en Yugoslavia. La pareja tuvo dos hijos, el hijo Mihailo (Miguel) y la hija Ivanka.
En 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, empezó una nueva época en la historia de Serbia. Desapareció la monarquía y el viejo orden estatal y los vencedores en la guerra, los partisanos y comunistas tomaron el poder y establecieron una nueva Yugoslavia, República Federal Popular de Yugoslavia. El nuevo régimen comunista perseguía a todos aquellos que significaban algo en el Reino. Muchos destacados miembros de la alta sociedad belgradense fueron arrestados, condenados (muchas veces sin juicio) y ejecutados.
Stevan Vučo, para evitar el mismo destino y para salvar su familia se decidió abandonar el país y a través de Dubrovnik navegar a Italia, desde donde se embarcaron en una nave con rumbo a Uruguay. Allí, en el nuevo continente, en el nuevo país donde se hablaba una lengua que desconocían se enfrentaron valientemente con todas las dificultades y salieron adelante. Aunque había perdido todas sus riquezas en Yugoslavia Stevan trajo consigo a Uruguay la habilidad, talento, experiencia y sus contactos de negocio. A pesar de todas las dificultades y obstáculos logró a construir de nuevo su imperio empresarial comerciando con el cuero y lana, exportándolas a Europa.
Su hijo Mihailo, que tenía veinte años cuando llegó a Uruguay, se casó con una muchacha uruguaya y fundó su familia en Montevideo. En este matrimonio mixto nacieron dos hijos Stevan y Michelle que crecieron lejos de Belgrado, pero sus abuelos, a través de sus cuentos y recuerdos, les trasmitieron el amor por la vieja patria la cual ellos nunca más vieron con sus ojos. Su padre Mihailo Vučo tenía un deseo grande de celebrar su centésimo cumpleaños en Belgrado, en su ciudad natal. Este deseo, por desgracia, no se cumplió. Mihailo falleció en Montevideo a la edad de 97 años. Sin embargo, tres años después, sus hijos con sus familias viajaron a Belgrado para honorar esta fecha tan importante para la familia Vučo.
Visita a Belgrado
Serbia en español no conocía todos estos datos y esperaba un grupo regular de turistas de Uruguay. El 4 de agosto, sin la mínima idea de que tendré la oportunidad de tomar parte en los eventos y encuentros que van a superar los límites de una mera historia familiar y convertirse en la continuación de la historia de una familia con la importancia nacional que se rompió en el año 1945, yo llegué delante del hotel Moscú. Me salió en encuentro doña Michelle, nos conocimos y empezamos a conversar en las escaleras de la entrada principal del hotel, mientras esperábamos el resto de la familia. Cuando se reunió toda la familia, los doce personas, nos empezamos nuestro recorrido por el centro de Belgrado, pasando por la calle del príncipe Mihailo, visitando la catedral de San arcángel Miguel y continuando hacia Kalemegdan donde pasamos la mayor parte del tiempo apreciando la belleza de la fortaleza de Belgrado, narrando y explicando todos los detalles históricos de este monumento.

El segundo día en el nuestro programa tuvimos dos lugares importantes para visitar, la Catedral de San Sava y el museo de Yugoslavia. Primeramente, llegamos a la Iglesia de San Sava donde la familia Vučo Popović tuvo la oportunidad de encontrarse con la fe ortodoxa de sus antepasados y de conocer más sobre la vida y las hazañas de San Sava, el primer arzobispo serbio. En la grande catedral de San Sava nuestros uruguayos serbios mirando los preciosos mosaicos hechos en la técnica bizantina con las presentaciones de Cristo, Madre de Dios, los santos y los santos nacionales serbios podían tocar con sus miradas a esta belleza espiritual que exprime en el modo más concreto la verdad y lo esencial de la fe ortodoxa.

Después de la catedral el plan fue ir al famoso y lujoso barrio residencial de Belgrado, Dedinje, y visitar el museo de Yugoslavia para tocar también allí una parte de la historia familiar. Sin embargo, el recorrido turístico tomó un giro nuevo e inesperado. Mientras estábamos en la furgoneta en el nuestro camino hacia el museo, María, una de las hijas de doña Michelle, mencionó que ellos tenían notada una dirección donde podría encontrarse la casa familiar de los Vučo. Después de consultarse con el conductor nos dirigimos a Senjak para buscar la dirección indicada.
Emocionante encuentro
Senjak era barrio residencial donde en sus villas de lujo habitaba la clase alta de Belgrado antes de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, muchas de ellas ya no existen, las han sustituido casas modernas y lujosas y el barrio sigue siendo todavía exclusivamente de clase alta. Los hijos de Michelle tenían como la única indicación sólo una foto del diseño arquitectónico de la casa en el celular. Pero eso fue más que suficiente para reconocer la antigua villa familiar de los Vučo. Después de buscar inútilmente la casa en la calle indicada nos entramos en una calle transversal, más pequeña, donde encontramos la casa, tal como está en el diseño arquitectónico. Todos los de la familia Vučo Popović se emocionaron hasta las lágrimas mirando el hogar familiar del cual sólo escuchaban los cuentos nostálgicos de sus abuelos en Montevideo.
Delante de la villa estaba un grupo de los obreros que trabajaban en la restauración de la casa para el nuevo propietario. Al escuchar quienes son los visitantes nos indicaron que nos dirigiéramos al jefe que supervisaba los trabajos. Al inicio, él se disculpó explicando que él no tenía la autorización para dejarlos entrar y ver la villa. Pero, viendo las lágrimas de Michelle y Stevan que querían sólo entrar en la casa que construyeron sus abuelos y donde creció su padre les permitió entrar a ellos dos. El resto del grupo esperó fuera en la calle delante de la casa, pero, en todo caso, contentos por todo lo ocurrido. Después de pasar 15 minutos en la casa los hermanos salieron aún más emocionados. El esposo de Michelle, Jean-Paul, recordando que los abuelos habían contado que en la misma calle vivían también algunos parientes en sus villas, continuó bajando y preguntando por los Vučo. Allí el destino preparó una nueva sorpresa para los uruguayos.
El señor anciano que salió de su casa en la calle después de haber escuchado su apellido, era el primo de su padre Mihailo (hijo de su tío). El señor P. Vučo después de 80 años pudo conocer y abrazar a los hijos y nietos de su primo Mihailo. Él contó a sus primos la historia familiar y les explicó muchos detalles que ellos no conocían. Les aconsejó que visitaran la tumba familiar en el Cementerio Nuevo de Belgrado. Por supuesto, el siguiente destino fue el cementerio en la calle de Ruzvelt.
Siguiendo las indicaciones de P. Vučo, encontramos fácilmente la grande y elegante tumba de la familia Vučo. La monumentalidad de la tumba familiar testimonia sobre la riqueza e importancia de la familia Vučo en Belgrado. En el monumento funerario domina el busto de Đorđe Vučo, el fundador de la empresa. Junto a él está sepultada también su esposa Ifigenia Barberi y sus hijos, nietos y bisnietos. En la tumba delante de casi todos los nombres inscritos precede el título Dr. lo que demuestra que la familia Vučo invirtió sus riquezas no sólo en la expansión económica y comercial de sus negocios sino también en los estudios académicos de sus hijos. Aquí, delante de la tumba familiar, donde termina el camino de vida de una persona para los uruguayos, los descendientes de la familia Vučo, empieza una nueva etapa de la vida familiar después del encuentro vivo y palpable con sus antepasados.

Enfrentamiento con el pasado
El tercer día, nuestra idea era visitar el museo de Yugoslavia para poder completar el programa previsto para la familia Vučo Popović. La mayoría de la gente y, sobre todo los extranjeros, que visita el museo de Yugoslavia seguramente no entran dentro con la conciencia de visitar una institución que guarda el legado del estado y de la ideología, la Republica Socialista Federal de Yugoslavia y la ideología comunista, que te han quitado todo lo que poseían tus antepasados. Pero en el caso de la familia Vučo es así literalmente. Todo lo que dos generaciones de esta familia construyeron con sus manos y esfuerzos el nuevo régimen comunista les quitó.
El caso de la familia Vučo Popović es aún más complejo si se toma en consideración que la esposa de Stevan Vučo era Mara Popović, la hermana de Konstantin Koča Popović, el partisano y el alto funcionario del Partido Comunista. En la nueva Yugoslavia Koča Popović, aunque hijo de la burguesía capitalista, tenía los cargos altos en el gobierno comunista, como, por ejemplo, el ministro de las Relaciones Exteriores. Sus familiares que no compartían la misma ideología comunista pagaron un precio muy alto, como por ejemplo su hermana Mara que tuvo que emigrar con su esposo y sus hijos para salvar sus vidas. En una de las vitrinas del museo se conservan el uniforme, el arma y los objetos personales del general Koča Popović y sus descendientes los observaron con el respeto y quizá con el orgullo. Mirándolos, yo pensaba que probablemente en ellos se enfrentaban los sentimientos positivos y negativos hacia el tío abuelo que logró mucho en su carrera en un régimen que destruyó las vidas de sus seres queridos.
Para mí personalmente, el encuentro y conocimiento con la familia Vučo Popović es una experiencia muy valiosa que me ayudó a comprender más profundamente toda la tragedia de nuestra historia del siglo XX, pero también a ver un ejemplo tan luminoso e inspirador de los descendientes que regresan a sus raíces y pueden continuar orgullosamente allí donde sus antepasados fueron detenidos hace 80 años. Asimismo, en el modo especial, me complace el hecho de que Serbia en español haya sido puente que ayudó a unir dos orillas separadas y contribuyó que los descendientes volvieran a pisar la tierra de sus antepasados. Para Serbia en español será un placer seguir siendo un puente que conecte continentes, pueblos y culturas.
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Foto de la portada: El centro de Belgrado, por Alamy, tomada de Vogue